-Lunes de nuevo.-se
lamenta Laura mientras se levanta.
Levanto la cabeza y
estampo mi cara contra la almohada.
-¡Vamos chicas! –Rocío cantarina
se pone a darle palmaditas en la espalda a Laura.
Con trabajo, retiro el
edredón de mis piernas. Procuro colocar primero el pie derecho en el suelo.
Luego me levanto.
Rocío ya esta vestida,
lleva un traje azul, ceñido por la parte de las caderas y seguido por volantes.
Se ha puesto unas converses marrones y el pelo lo lleva recogido en una trenza.
-¿Dónde vas tú así? –le
pregunto aun dormida mientras me acerco al armario.
-Hoy no tengo
clases.-dice orgullosa- Y como Dylan se va a Nueva Orleans en dos días, vamos a
pasarlos juntos.
Asiento para que vea que
la he entendido. Me giro y comienzo a mirar la ropa de mi armario.
-Seguro que no haces
pellas, ¿no? –le pregunta Laura divertida.
-No.-se ríe- Mi madre me
mata si las hago.
Paso los vaqueros
oscuros. Una camiseta de mangas cortas.
Llego a unos vaqueros
celestes, los cojo. Le sigue una camiseta de mangas largas con una calavera de
la que salen flores y una chaqueta vaquera. Seguramente cogeré mi abrigo marrón
porque parece que hace frio.
-Sombra aquí, sombra
allá…-canta Rocío en el tocador.
Me coloco los
calcetines.
Laura saca un pantalón
verde del armario, seguido de una camiseta blanca con mariposas y pájaros, y
unas botas bajas marrones.
Se escucha un gran
estruendo procedente de la calle.
-¿Qué ha sido eso?
–pregunta Laura mientras cierra el armario.
Soy la que se encuentra
mas cerca de la ventana por lo que, cojo por un extremo la cortina y la aparto
un poco de mi vista, dejando un trozo de ventana por el que puedo ver lo que
pasa afuera.
Ha comenzado a nevar.
-Esta nevando.
Laura dobla la camiseta
y la guarda en el armario.
-Esta no me haría
mucho.-se ríe y comienza a hacer una selección de camisetas.
***
-¿Habrá hoy
autobús?–pregunto en la casapuerta de nuestra casa.
Andrea a mi lado
suspira.
-¿Llamamos a los
chicos?-pregunta Silvia.
-Pero si no se conocen
en la Uni.- Mayka comienza a mirar a fuera.
Nos quedamos en silencio
y observando los copos caer. Es hipnótico, caen con muchísima tranquilidad
hacia el suelo.
-Liam…Si, por favor
¿podríais…?-Mayka se ríe.
-¿Al final nos vamos con
ellos? –le pregunto a Silvia que está sentada en los escalones.
-Sí.
Está un poco ida. Y, en
cuanto deja de hablarme, vuelve a mirar el suelo.
-Gracias chicos.-escucho
a Mayka. Cuelga.- En dos minutos están aquí.
Me siento al lado de Silvia
y comenzamos a esperar.
Refugio mis frías manos
en el gran abrigo. Laura, Andrea, Rocío y Mayka comienzan a hablar sobre quedar
para ir al cine. Silvia comenta algunas veces sobre el tema y yo, bueno, hablo
en lo que supone mi vida o mi muerte.
***
-¡Vamos chicos, parad de
besaros! –le pide Laura a la parejita por enésima vez.
Desde que nos hemos
montado en el coche no han parado de
demostrarse el amor que se tienen, que, por si no lo saben, es mucho. Pero parece
que no se dan cuenta.
Primero nos van a dejar
a nosotras cuatro con los demás en la Universidad. Dylan llevara a Silvia a la
academia y luego Rocío y él se irán de “excursión romántica”.
[Narra Rocío]
Nada más bajarse Silvia de la furgoneta, me bajo y me coloco al
lado de mi conductor particular.
Dylan me mira y sonríe. Le imito y le beso.
-¿A dónde vamos? –le pregunto colocando el cinturón a mi
alrededor.
-Es una sorpresa.
Dylan arranca. Salimos de la ciudad mientras escuchamos la radio.
A estas horas muy pocas cadenas ponen canciones pero de vez en cuando cae
alguna.
No hay ganas de hablar eso se ve. Es demasiado temprano como para
mantener una conversación.
Pero yo, quiero hablar. Me aburre estar escuchando a personas
hablar en la radio.
Dylan pasea la mirada entre la radio y yo, pero acaba sonriéndome.
-Sí,-se moja los labios- me hubiera gustado que vinieras conmigo.
Le sonrío y mientras aguanto la risa, me coloco un mechón de pelo
detrás de la oreja.
-A mi también.-enciendo la radio.
Comienzo a mirar por la ventana, no hay mucho tráfico por lo que
casi puedo ver el azul cielo que baña la carretera.
[Narra Cristina]
-Hola.-me saluda Max.
Hace unos minutos el
profesor acaba de presentarlo a la clase.
Las chicas que se
encuentran a mi derecha y que parecen ser amigas, han soltado un largo suspiro
sin alguna razón aparente.
Jade no ha podido
aguantar la risa al ver sus reacciones y le he tenido que pegar un pellizco
que, según él, me será devuelto dentro de media hora, es decir, justo en el
descanso.
-Hola.-le saludo lo más
alegre que puedo.
Lleva una camiseta
blanca muy ajustada a su torso y unos vaqueros. Noto como las chicas al ver que
está hablando conmigo vuelven la cabeza.
-¿Cómo te va?- le acabo
preguntando.
Mojo el pincel en
pintura y comienzo a ponerle color a mi lienzo, blanco y triste. Max se apoya
en este.
-Bien, he estado muy
nervioso pero no es para tanto.-hace señas con el dedo refiriéndose a lo de dar clases.
-Me alegro de que te
vaya bien.
-¿Y a ti? ¿Cómo te va?
Deja de estar apoyado en
el lienzo para estar a mi derecha observando la línea azul que acabo de hacer.
-Bien. Esperando un poco
de inspiración.-me rio.
Un alumno se acerca a
nosotros.
-¿Puede ayudarme? Tengo
dudas con la composición del…
-Ya voy.-le corta Max
mientras se separa de mi- Nos vemos.
Le hago una señal con la
cabeza y se da la vuelta.
-Con que…-Jade se coloca
a mi lado. Casi como si nos estuviéramos diciendo secretos- Max es tu tipo ¿en?
Me rio.
-No.-le contesto
mientras vuelvo a mojar el pincel. No veo el color, solo me dejo llevar por “el poder del pincel”
-¿No? Pues se te veía a
gusto.-Jade me sonríe y me guiña un ojo.
Y mientras niego con la
cabeza por lo imposible que me suena su idea veo que he formado un leve violeta
en el blanco fondo.
[Narra Rocío]
Dylan me coge de la cintura para bajarme del coche.
Apoyo mis manos en sus hombros, camuflados por el abrigo.
Delicadamente Dylan deja que toque el suelo.
Me coloco el vestido bien, y me acerco para besarle.
Me detengo en sus ojos, azules y me pierdo en ellos. Lentamente me
acerco a él y nos besamos.
Una ráfaga de viento hace que nos separemos y me obliga a coger
una bufanda que los chicos tenían guardada en el coche.
-¿Dónde estamos? –pregunto una vez que nos hemos cogido de la
mano.
Andamos por lo que parece un bosque, no me es difícil pisar todas
las hojas y palos que hay por el suelo.
-Es una curiosidad que me contaron hace poco.
Miro a mi derecha, donde se encuentra él. Esta mirando el suelo y
parece pensativo.
Alza la cabeza, me mira y continúa hablando.
-Cerca hay una casa donde se encuentra una especie de…-hace una
pausa- creo que es una especie de molino de agua. Y…-me mira.
Comienzo a reírme.
-¿Hemos quedado para ver un molino de agua? –pregunto casi
perpleja.
Dylan asiente.
-Pero no es uno normal.
Al pisar, coloco mal el pie y me inclino hacia mi izquierda.
-¿Dónde vas? –me pregunta mientras tira de mi y, cuidadosamente,
me pega a su pecho.
-Que he tropezado.-no me muevo de su torso- Si me llego a caer,
-me rio- te hubieras caído conmigo.
Dylan resopla, y comienza a hablar como un chulo.
-¡Ni loco! –alza la cabeza y se ríe. Cuando vuelve a mirarme, lo
hace más serio.
Abro los ojos.
Será…
-¿Con que me hubieras dejado caer, no?
-Jamás. Antes de que caigas yo, ya te habré levantado.
-Pero si no he llegado a caerme, ¿Cómo me vas a levantar?
-Bueno.-se pone a pensar- Te coloco más alto.
Me rio.
-¿Mas alto?
El me sigue.
-Sí, más alto.-se acerca a mí.
Me retira un mechón de pelo, colocándomelo detrás de la oreja. Y
me besa. Primero en la mejilla, luego en los labios.
[Narra Cristina]
Cuando he salido de la
clase de Pintura al fresco, Max se ha vuelto a acercar a mí. No sé de donde
hemos sacado un tema de conversación pero, fácilmente, hemos comenzado a
hablar.
No me equivocaba con él,
no es mayor que nosotros. Solo tiene veintiséis años.
Bueno, puede que sea un
poco mayor que yo pero, ¿Qué más da?
Me he quedado hablando
con él unos minutos junto a la puerta que da al “césped” y me he fijado en que
Zayn no ha parado de mirarnos.
Puede que solo sean
alucinaciones mías debido al frio que hace hoy, pero, aunque sea mentira,
pensarlo me divierte.
Y aquí estoy, apoyada en
la pared, rodeada por las chicas, Liam y Louis.
-Entonces, ¿no me
consideras un superhéroe? –le pregunta Louis a Andrea.
Han estado hablando
sobre los superhéroes, y Louis ha intentado convencer a Andrea de que él es
uno. Esta no se da por vencida y, aunque Louis le está dando razones
suficientes para que le de la razón,ella no lo hace.
Los demás estamos
sonriendo al ver a los dos llevarse la contraria.
-Cambiemos de
tema.-propone Liam mientras toca a Louis por los hombros. Como intentando que
se “relaje”.
Louis y Andrea también
se están riendo. Realmente ha sido una disputa graciosa.
-Bueno, -Liam carraspea-
se me acaba de ocurrir una cosa.
Todos le miramos
expectantes.
-¿Qué os parece si en
Navidades celebramos una fiesta en El Santuario?
Nos miramos entre
nosotras. Mala idea.
-No podemos.-digo un
poco triste- El veintitrés volvemos a España para pasar las navidades con la
familia.
La cara de los chicos se
torna a un triste solucionable.
-Pero, ¿Qué tal el
veintidós? El veintitrés salimos a las siete de la tarde y el veintiuno ya
hemos acabado las clases. Creo que sería un buen día, ¿no?-alzo las cejas y
espero sus respuestas.
Los chicos se miran y
sonríen.
-Nos parece bien.
Y entre risas y en poco
tiempo, comenzamos a planear la fiesta.
[Narra Silvia]
No me gusta volver a casa sola pero, ¿Qué puedo hacer?
Hoy he acabado las clases antes ya que la academia está planeando
realizar un teatro para recaudar dinero, y nos han pedido a los bailarines
descansar para mañana ya que, a partir de ahora, comenzaremos con un fuerte
“entrenamiento”.
-¡Silvia!
Lentamente me doy la vuelta, y veo a Niall corriendo hacia mí.
Parece un anuncio a cámara lenta. Solo que el final no es el deseado, ni siquiera
por el telespectador.
-¿Podrías darle esto a Rocío?-me entrega unos papeles.
Partituras.
-Se las dejó a un compañero y este se las iba a dejar encima de su
taquilla, cosa que no me pareció buena idea.-alza la vista.
Por primera vez desde que nos conocemos deja a un lado para lo que
ha venido a hablarme y nos quedamos en silencio.
No me resulta incomodo en ningún sentido.
Hace frio. En eso me refugio para mantenerme tranquila.
Sus ojos azules y cálidos me ponen nerviosa hasta a cien metros de
mí.
-¿Niall? –pregunta alguien a su espalda.
Se da la vuelta y ambos vemos a la chica que ha preguntado por él.
Su cara es dulce, y sus ojos grandes se iluminan al verle. Su pelo
oscuro se revolotea al soplar el viento. Niall se acerca a ella.
Ahora mismo no existo para nadie.
-Hola.-Niall y ella se saludan dándose dos besos- ¿Qué haces aquí?
Niall es quien pregunta. Ella parece superior al hablar con él.
Apenas escucho su conversación. Solo me fijo en lo que hacen.
Se ríen. Ella señala a alguien lejano a nosotros. A Niall se le
cambia la cara. Aquel a quien señaló se acerca. El chico la besa. Y Niall se
queda pasmado.
No pienso. Le cojo la mano a Niall.
Nuestras manos se entrelazan. La chica se fija.
-¿Sois novios? –pregunta desganada.
Niall mira nuestras manos y con aire enfadado retira la suya.
-No.-contesta de manera rotunda.
Bien. He hecho de manera tonta el ridículo.
-Entonces, ¿Por qué te ha cogido la mano?
-Me iba cayendo.-contesto rápido.
No presto atención a lo que le sigue a la conversación.
Niall no ha vuelto a mirarme, se ha enfadado. Y lo confirmo cuando
la pareja se va.
-¿Para qué has hecho eso? –me pregunta enfadado.
No ha llegado a gritar pero una señora se ha dado la vuelta ¡Qué
vergüenza!
-Niall no me grites, solo…
-No. ¿Te crees con derecho a hacer lo que has hecho? –dice
cortante.
-Niall no he hecho nada.-me defiendo.
-Claro, ya lo veo. Como se nota que no estaba la persona a la que
querías delante.
-¡Si ya lo veo! –Me altero- Por eso le he cogido la mano para
apoyarle, y me la ha soltado de mala manera. ¡Pero, disculpe señor, que no le
vuelvo a tocar!
Las facciones de la cara de Niall se relajan. Y abre los ojos.
-Lo siento.-se disculpa.
Respiro y suelto el aire con calma. Hemos montado un pequeño
numerito, menos mal que no había mucha gente.
-Con que, ¿te gusto?
¿Qué? Me pongo nerviosa y las manos comienzan a sudarme. Noto como
el corazón comienza a subir su velocidad a medida que Niall me pregunta.
-No. ¿Quién te ha dicho eso?
-Me lo acabas de decir tú.-Niall sonríe.
¿Lo he hecho? ¿De verdad se lo he dicho yo?
Hago lo primero que mi instinto hace que haga.
-Pues me habré equivocado. Adiós.
Me doy la vuelta y, a paso ligero, comienzo a andar hacia casa.
Intento relajarme, pero me es imposible.
Me rio al pensar en lo inoportuna que he sido. Seguro que no se ha
creído lo que le he dicho. Ni siquiera yo lo he hecho.
Cuando llego a casa, comienzo a preparar la comida.
[Narra Cristina]
Se escuchan unas llaves
golpear contra la puerta.
Es tarde y estamos
viendo una peli.
Rocío aparece por la
puerta con el mismo vestido que esta mañana. Sonriente deja las llaves en la
mesa y comienza a bailar en el salón.
-¿Qué te ha pasado?
–Andrea se incorpora en el sofá.
Rocío se ríe y sigue
bailando.
-¿Qué habéis comido?
–pregunta Andrea.
Todas la miramos con los
ojos abiertos.
-Mal penesadas.-nos
dice.
Comenzamos a reírnos.
Rocío se ha relajado y, como si fuera una niña pequeña, sale corriendo hacia el
sofá mientras se quita los zapatos.
Salta y cae sobre Silvia
y Laura.
Mayka le da una
palmadita en el culo.
-Estoy
enamorada.-anuncia Rocío, aun sobre las chicas.
-¿De verdad? No lo sabíamos.-le contesta con ironía Mayka.
Rocío se coloca bien en
el sofá, al lado de Silvia y Mayka. Se recoge el pelo en una coleta y se pone
seria.
-En serio chicas,
-suspira- creo que Dylan no será uno más.
Me rio.
-¿Qué habéis hecho hoy
para que vengas tan decidida?
Las chicas me miran
debido a mi pregunta.
-No mal penséis.-les
regaño.
-Bueno, ha sido muy
romántico el paseo que hemos dado.
Todas nos acercamos un
poco más a Rocío, y la escuchamos atentas.
-Fuimos a una especie de
bosque, allí bueno, -hace una pausa- me llevo a un molino de agua.
-¿De verdad? –pregunta
Mayka extrañada.
Rocío asiente.
-Pero era precioso,
tenía muchas flores y al abrir una compuerta, unos rayos de sol entraron en la
habitación y formaron un arcoíris…
-Yo me voy.-anuncia
Silvia cortante.
Todas nos quedamos
mirándola. Pocas veces la hemos visto actuar de esa manera. Pasa con cuidado
por nuestros pies y cuando va a entrar en el pasillo que lleva a nuestras
habitaciones agacha la cabeza.
-¿Qué te pasa? –le
pregunta Laura.
Se levanta del sofá,
bajo nuestras miradas y se acerca a
Silvia.
Esta se da la vuelta y,
seria, comienza a negar con la cabeza.
-Niall.-anuncia
desganada.
Nos miramos entre
nosotras.
-Creo que nunca
llegaremos a nada.-se le corta la voz- El próximo que me guste, será actor.-se
ríe.
Es una risa vacía, de
las que ni siquiera tienen gracia.
-¿Por qué no te quedas
aquí y nos lo cuentas? –propone Rocío mientras le da unas palmaditas al sofá.
-No, prefiero que
cuentes tu historia.
-Silvia, ya tendré
tiempo de contarla.
Y, empujada por Laura, se
sienta en el sofá y nos cuenta lo que la tiene tan triste y desorientada en el
día de hoy.