25 de Abril de 2009
Después de meses deseando que ese día no
llegara, este llega. Nadie de la clase quiere volver, es decir, ha sido una de
las mejores excursiones que nos hemos encontrado.
Quiero volver.
Tanto yo como mis amigas lo tenemos claro.
Después de haber pasado una semana en
Inglaterra no sé como volveré a ser quien era. Bueno, puede que este exagerando
pero, quiero repetir.
El avión ha aterrizado hace un par de
segundos, me quito sin esforzarme demasiado el cinturón y cojo mi bolso. Silvia
y Mayka se encuentran a mi lado. Hacen lo mismo que yo, se preparan para dejar
este avión.
Laura, Andrea y Rocío se encuentran en los
asientos de nuestras espaldas, y como siempre seguimos con las bromas aunque no
sea el momento adecuado ya que nos están explicando el lugar donde nos
encontraremos con nuestros padres.
No tengo ganas ni de hablar, ni de
escuchar.
He dormido bastante poco en esta semana.
Supuestamente los cuartos eran de tres personas pero, como nosotras somos unas galletas sin pies ni cabeza pues no
les hicimos caso a los profesores y todas las noches dormíamos juntas. Las
bromas nos hacían llorar y las carcajadas seguramente, no dejaron dormir a más
de uno.
Explico lo de galletas sin pies ni cabeza. Como somos tan originales, estamos tan
aburridas y no teníamos otra cosa mejor que hacer, un día al estar hablando
sobre formar un grupo a lo Americano
decidimos llamarnos de ese modo. Pero poca gente lo sabe. Casi nadie, diría yo.
-¿Entendido chicos? –Pregunta el profesor
que nos da Tecnología, diría el nombre pero, mejor no saberlo- Ya sabéis todos
de la mano.
¿Todos de la mano? Bueno, seguro que a más
de uno no le importa ir de la mano con los ligues que ha tenido en la excursión
pero, ¿en serio debemos de ir de la mano?
Las seis salimos por fin de nuestros
asientos. El profesor nos mira esperando que nos cojamos de la mano. Silvia y
Mayka se cogen el brazo como las abuelitas, o como cuando llevas tacones y te
aguantas en alguien. Pues del mismo modo.
Yo hago lo mismo con Laura y la operación se
repite con Andrea y Rocío.
Cuando ya hemos dejado la “vigilancia”
atrás y, vamos por el túnel que une el avión con el aeropuerto comenzamos a
imitar a unas amigas ancianas que acaban de venir de viaje.
-Si hija –dice Laura con voz de abuelo y
con el labio superior intentando tapar
sus dientes- las mantas no me han sido suficientes.-hace como si se sorbiera la
baba.
-Bueno –contesta Mayka, esta tiene una de
las piernas muy estirada, haciendo como si la tuviera de palo. Esta cojeando-
yo hubiera preferido más espacio para mis pobres piernas.
Lo dice dejando al caminar la pierna
derecha, la estirada, detrás.
-¿Y a mi qué? –esta vez habla Rocío
mientras hace como que le tiemblan las manos- Que un chaval muy buenorro me ha
obligado a molestar a una chavalita para salir. ¡Qué poca vergüenza!
Aquí ya llegamos al límite, todas
comenzamos a reírnos. Es imposible no reírte cuando estas con ellas. Me
encanta.
Llegamos al sitio donde se recogen las
maletas. Nos colocamos en frente de este y esperamos.
-¡No quería volver! –digo agachando los hombros y
la cabeza.
-Ni tu ni nadie.-Silvia esta a mi lado y
noto como también ha bajado la altura de los hombros.
-Bueno, yo la verdad…-todas del grupo
miramos a Andrea que esta como ausente mientras observa las maletas-…tampoco.-dice
al los treinta segundos de haber comenzado a hablar.
-La pobre que está dormida.-se le acerca
Laura y la abraza.
Mayka comienza a reírse.
-¿Qué te pasa? –pregunto sin poder aguantar
una sonrisa.
-Que me creía que iba a empezar a
cantar…-sigue riéndose- Es que lo ha dicho con un tono…
Me rio con ella, pero sin hacer mucho ruido
ya que es demasiado temprano.
-¿Y porque no ahorramos? –Esta vez habla
Rocío- Todas estamos de acuerdo en que nos ha encantado este viaje.
Nos miramos entre nosotras y en nuestras
caras se refleja lo que ha comentado Rocío.
-Pues tiene fácil solución.-sigue hablando-
En cuatro años ya somos mayores de edad. Podemos ahorrar para poder mudarnos a
Londres y comenzar los estudios allí.
-¿Y el idioma? –pregunto mientras observo
por donde están saliendo las maletas.
Acaba de salir una de ositos y corazones.
Una chica de pelo castaño y largo ha ido a recogerla y al agacharse los chicos
han aprovechado para darle unas palmaditas en el trasero.
Y esos son los chicos de mi clase. Subnormales
hasta no poder mas, y más superficiales de lo que te puedas imaginar. Aunque,
por suerte hay unos cuantos que se salvan. Tres, cuatro…Pocos. Y esos pocos son
los que nosotras consideramos nuestros amigos. Aunque, bueno, tampoco se libran
de no ser Satanás algunas veces.
-Cristi, para eso no hay problema.-contesta
Silvia mientras observa el móvil que tiene en la mano- Te apuntas a una
academia y ya está.
-A mi me ha gustado la idea.-dice Mayka
mientras al igual que yo observa la salida de las maletas.
-A todas, creo, que nos ha gustado la
idea.-dice Andrea mirándonos a cada una de nosotras.
Y es verdad.
-Pues solucionado, a partir de ahora lo que
hemos dicho, ¡A ahorrar!-mientras lo dice Rocío levanta las manos como una
animadora.
Y dicen que es tímida…seguro. Bueno,
realmente lo es, pero cuando esta con nosotras, es un tornado de chistes y
emociones. No llega a ponerte nerviosa, pero si llega a dolerte la tripa de la
risa.
Nuestras maletas comienzan a salir.
La de Silvia la primera, es blanca y con florecitas
negras. Le sigue la mía, que es roja, y la de Laura que es azul marino.
La de Mayka celeste y con espirales de
diversos colores, le sigue. Y unos segundos más tarde salen las de Rocío y
Andrea.
Rocío coge la suya, que es de color rosa y
flores rojas, con facilidad pero Andrea es otro caso. Cuando va a agarrarle el
mango, la cinta hace que esta siga hacia delante, cosa que hace que Andrea no
pueda coger la maleta. Mira hacia los lados y al ver que no hay nadie se sube
en la cinta y comienza a correr detrás de la maleta.
Agachada y con el brazo derecho estirado,
parece el Jorobado de Notre Dame corriendo por la iglesia.
No podemos evitar reírnos cuando consigue
cogerla. La pobre ha tenido la mala suerte de que la ha cogido delante del
profesor de Tecnología, y este se le ha quedado mirando como diciendo:
<< ¿Pero eres tonta del bote?>>
Aunque Andreita no le ha hecho mucho caso y
se ha bajado de la cinta tan normal. Cuando llega a donde nosotras estamos y
nos ve riendo, pone una pose de modelo de
maletas y comienza a sonreír.
-Sí, ustedes reíros…No ayudéis.
-Es que no te has visto.-intento decir sin
reírme- Ibas así.-comienzo a imitarla.
Dejo mi maleta a un lado, y sin importarme
quien de los tontos que me rodea me mira, la imito. Me agacho hasta tocar el
suelo y estiro el brazo derecho. Ahora, comienzo a correr.
Y al igual que comenzamos este viaje volvemos a encontrarnos con nuestros padres, entre risas.
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