sábado, 22 de junio de 2013

Capitulo 2


Ya con las maletas seguimos a Emma. Es una señora con el pelo corto y castaño. Es mucho más bajita que todas nosotras y es mayor. El aeropuerto de Londres no tiene nada que ver con el nuestro, es decir, hay mucho más movimiento.
Señores con maletines negros, personas que vuelven o acaban de llegar de viajes con bolsos y ropas originales.
Me encanta.
Ya hemos “encendido” nuestro oído ingles, y hemos tenido que intercambia un par de palabras con Emma. Menos mal que me apunte a clases que si no…Aunque parece más difícil de lo que realmente es. Me imagino que cuando te acostumbres…
-Perdón…-digo ya en ingles.
El señor con el que me he chocado sigue hacia delante sin hacerme caso. Rocío a mi lado se está riendo.
-No te has dejado el hombro en el suelo de milagro.-me sonríe.
Le devuelvo la sonrisa.
Vamos formando como una especie de pirámide. Emma va la primera, seguida de Andrea y Silvia que van hablando sobre unos chavales que no conocemos y les seguimos Mayka, Rocío, Laura y yo.
***
¡Por fin! Emma ya nos ha dejado solas en casa. Es pequeña, pero acogedora.
La entrada da a un gran salón, este tiene dos pasillo uno da al único baño que tenemos y a la cocina y el otro a las dos habitaciones.
Nos hemos repartido por las habitaciones. Las tres primeras que han ganado a Piedra, papel o tijeras van juntas. Rocío, Laura y yo perdimos por lo que nos toca compartir habitación.
Las dos habitaciones son exactamente iguales, bueno, las de las ganadoras tiene un balcón.
-Yo quería el balcón…-dice Rocío mientras coloca la maleta sobre la cama.
Las estanterías y las paredes están vacías. A parte de la ropa, no nos hemos traído nada para decorar el piso.
-Pues yo no.-contesta Laura. Rocío la mira seria- ¿Que espectáculo daríamos a las personas que estuvieran paseando por la calle? ¿O es que vosotras no vais a bailar en ropa interior sobre las camas?
Rocío y yo nos miramos sabiendo a que se refiere. Hace dos años, cuando nos fuimos de excursión a Paris nos poníamos a bailar en ropa interior sobre las camas, a saltar y a hacer la tonta.
-Entonces prefiero la ventana.-mientras lo digo abro la maleta.
Lo primero que aparece es mi coneja Tina. La tengo desde que era pequeña y siempre me la he llevado a los sitios en los que me quedaba a dormir. Me hace sentir cerca de casa. La saco y la coloco sobre la almohada. Sigo sacando la ropa.
Las tres camas están en un lado de la habitación, las colchas son blancas, y al otro lado se encuentra un gran armario donde deberemos de guardar todo. Este es marrón y tiene tres puertas y más de diez cajones.
Nos los repartimos. Comienzo a colgar la ropa en mi parte del armario.
-¿En serio te la has traído?
Me doy la vuelta, es Laura que tiene a Tina en la mano. Sonrío al ver su cara.
-¿Pues no lo ves? –intento levantar una de mis cejas pero, no me sale. Por lo que acabo poniendo una cara extraña.
Laura suelta una carcajada.
-¡La de tonterías que nos habrá visto hacer este peluche!
Rocío deja su maleta a un lado y, con un montón de camisetas sobre los brazos, se queda mirando el peluche.
-¡Ni que lo digas!
Laura suelta a Tina en la cama. Y se pone a mirar por la ventana.
-Oye, ¿no hay persianas?
Me doy la vuelta para mirar a que se refiere. Y sí, no hay persianas.
-¡Que miedo! Yo no duermo aquí.-dice quitando su maleta de la cama, que se encuentra al lado de la ventana.
Hace el intento de quitar la de Rocío pero esta sale corriendo y se tira sobre su cama. Entonces va a la mía. Estoy agachada, guardando los calcetines lo que hace que me ponga de pie lo más rápido que puedo y salga corriendo hacia mi cama.
Laura coloca su maleta encima de la mía lo que hace que las dos maletas se caigan y se escuchen un gran estruendo.
Laura pierde el equilibrio y cae en la cama. Cojo carrerilla y me tiro sobre ella. Y a los segundos Rocío esta sobre mí.
-¡¡Sandwich!! –grita Rocío antes de tirarse.
Comienzo a reírme con Rocío encima y Laura intenta seguir respirando. Se ríe tanto que, entre Rocío y yo, no puede estar cogiendo mucho aire.
La puerta blanca de la habitación se abre. Silvia, Andrea y Mayka están al lado del marco de la puerta.
Nos ven. Se miran entre ellas. Y corren hacia nosotras.
-¡¡¡Sandwich!!!
Las tres se tiran sobre nosotras, intentan mantener el equilibrio, pero caemos. Laura se queda sobre la cama, aplastada y con los pelos, castaños y rosas, revueltos. Yo me quedo en el filo de la cama con todos mis pelos en la cara. Rocío esta tirada en el suelo, sobre Andrea que esta colorada de la risa. Andrea tiene los pelos como una loca. Hay mechas californianas por un lado y pelos oscuros de Rocío por otro.
Silvia esta de rodillas aguantando la risa, y Mayka se está subiendo los pantalones.
Comenzamos a reírnos.
Mi risa no suena pero estoy llorando. La risa que tienen Laura y Mayka hace que me entren más ganas de reírme. Andrea ha conseguido entre la ayuda de Mayka y Silvia levantarse y Rocío sigue riéndose en el suelo. Cuando consigo levantarme, veo que las dos maletas están en el suelo con toda la ropa tirada en este.
Laura por fin se da la vuelta y le vemos la cara. El poco rímel que tenía esta sobre sus mejillas de tanto llorar. Sigo riéndome, lo que hace que necesite sentarme en la cama de Rocío. Esta consigue levantarse del suelo y la coleta que llevaba sobre la cabeza ha sido sustituida por un gran bulto de pelo.
-Yo os juro, -dice Mayka entre lagrima y lagrima- que me he hecho daño.
-¡Ahhh! ¿Qué lloras por el dolor? –Le pregunto intentando vocalizar lo mejor posible- Creía que era de la risa.
La risa de Mayka deja de escucharse, para y coge aire y luego sigue riendo.
-No, no, si me rio porque me ha hecho gracia…Pero es que me he comido toda la esquina de la cama.
Rocío se sienta con la espalda recta en el suelo, las piernas las tiene cruzadas y el bulto de pelo sigue en su cabeza.
-¿Y yo qué? –Dice tocándose el pelo- ¡que me he comido la esquina de la mesita de noche! –lo dice como una niña pequeña. Y al terminar de decirlo pone los brazos en jarras y pone cara de enfadada- ¡Tofú!
-¿Tofú? –pregunta Silvia apoyada en el armario para no caerse.
-¡Uhi, no! ¡Ofú!
Eso hace que sigamos riéndonos.
-Vaya caída que hemos metido.-dice Rocío, esta vez con su voz.

Se coge la coleta, y se levanta con la poca ayuda que puedo ofrecerle en estos momentos
De tanto reírme se me han ido las fuerzas.

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