lunes, 24 de junio de 2013

Capitulo 4

Me coloco los vaqueros lo mejor que puedo. No siento las manos.
Estoy tan nerviosa por mi primer día que ni siquiera quiero desayunar.
He elegido vestirme con unos vaqueros del color del cielo, una camiseta de tirantes gris y, sobre esta, una blusa de color rojo. En los pies, bueno, como casi siempre, mis converse negras.
Rocío esta a mi izquierda, sentada en su cama y noto como mientras se ata los cordones comienza a cantar. Laura en cambio lleva cantando y bailando desde ayer, creo que debería de apuntarse a la academia de baile y música en vez de a la Universidad…
Llego a la cocina, son las siete menos diez, nos hemos levantado muy temprano para poder estar listas a tiempo. Cojo una cacerola y echo en ella un poco de chocolate caliente. Paladín creo que se llama. Digo creo porque el aburrimiento ha hecho que dibujemos flores sobre el plástico.
Echo en la cacerola suficiente para las seis. Hoy todas comenzamos las clases y creo que ni siquiera chocolate caliente hará que nos relajemos.
Al rato, las chicas entran. Silvia lleva unos pantalones de chándal bastante anchos y una camiseta de tirantes lila que va a juego con la maleta en la que lleva la ropa para bailar.
Andrea se ha puesto una camiseta de mangas que terminan por la altura del codo,  sobre esta lleva una chaqueta americana que hace juego con sus vaqueros color salmón.
 Mayka lleva unos pitillos color verde agua, una camiseta blanca con pequeñas flores de colores sobre esta y unas sabrinas con detalles dorados.
Rocío lleva una camiseta blanca con un dibujo de una estrella, la lleva metida por dentro del pantalón vaquero. Las converses rojas hacen juego con la maleta donde guarda la flauta travesera. Todas las partituras las lleva guardadas en una carpeta azul.
Laura se ha puesto una blusa blanca metida también por dentro del pantalón color fucsia, de zapatos lleva unas zapatillas blancas.
Todas hemos optado por dejarnos el pelo suelto. Aunque llevamos en la muñeca una goma para el pelo.
Las mechas rosas de Laura y las californianas de Andrea se notan más cuando lo llevan suelto. Mayka se ha echado el pelo rizado y castaño hacia un lado. Lo tiene bastante largo. Rocío lleva la ralla a un lado y Silvia se lo ha dejado rizado y caer sobre sus hombros.
Mientras bebo el chocolate me entran numerosas dudas.
¿Qué pensara la gente sobre mí cuando vea mi mecha azul? ¿Me dirán algo? ¿O mejor, susurraran a mis espaldas? Bueno, puede que gracias a Lady Gaga, Jessie J, Demi Lovato y las Little Mix estén acostumbrados.
Termino el chocolate y meto la taza en el lavavajillas. Estoy tan nerviosa que comienzo a ver puntos de colores sobre mi vista. ¡Seré exagerada!
Por si acaso, antes de lavarme los dientes me relajo en el sofá.

*** 
-¡Mira aquel chaval! –nos susurra Laura.
-¿Cuál? –dice Andrea mirándola con las cejas levantadas.
-El de la camiseta de baloncesto.
Disimuladamente, todas nos damos la vuelta. Pero no de una en una si no todas a la vez.
-No está mal.-digo.
Es un chico alto, ni muy fuerte, ni muy débil. Tiene el pelo rapado, tatuajes en la yugular y el brazo. Tiene una barba de pocos días y un peercing en la nariz.
-¡Oh dios! Qué guapo.-susurra Andrea- Lo que se están perdiendo Silvia y Rocío.
La universidad tiene una forma rectangular, es bastante grande. En su interior, hay un gran patio con bancos y césped donde se puede descansar. Allí nos encontramos.
Ya nos han dado la bienvenida y a las doce tenemos la guía por la universidad.
-¿Sabéis que significa “pasturo”? –pregunta Mayka mirando un diccionario.
Nos miramos entre las que estábamos hablando. Nada.
-Bueno, da igual. Ya lo averiguare mas tarde.
Nos quedamos en silencio unos segundos, mientras Laura y Andrea observan el mapa de la universidad, Mayka guarda el diccionario y comienzan a escucharse fuertes carcajadas procedentes de la otra punta del patio.
Las cuatro nos damos la vuelta.
Son una panda de chavales. Solo alcanzo a verles las espaldas. Sus chaquetas son de cuero, americanas o vaqueras, y todos llevan vaqueros originales, (los azules).
Siguen riéndose y haciendo tonterías. Todo el patio les está observando pero, nadie les dice nada. Solo observan.
Son unos siete chicos, los que tienen las chupas de cuero negras tienen las espaldas muy grandes y parecen muy fuertes. Luego hay dos que se salen de ese estereotipo pero que, por cómo se están comportando, son iguales que ellos.
Uno de los profesores que están pasando por allí los saluda como si ya los conociera de antes. Y ahora si les veo la cara.
Los de la chupa de cuero me recuerdan a los de la película de Grease porque tiene unos peinados muy antiguos. El de la americana es mas blanco que Drácula y sus ojos son tan oscuros que parece que le han poseído. Pero el de la vaquera es el que más me llama la atención. Tiene el pelo negro hacia arriba, su piel es morena y tiene una barba de pocos días. En la oreja izquierda lleva un pendiente de color negro, parece una dilatación pero desde aquí, por la forma que tiene, dudo que lo sea. La chaqueta vaquera la lleva remangada hasta la altura de los codos y noto numerosos tatuajes en sus brazos.
Los chicos saludan al profesor y vuelven a ponerse a hablar.
Todos los que estamos en el patio volvemos a retomar nuestras conversaciones.
-Pensaba que esto solo pasaba en los institutos.-dice Andrea que sigue mirando hacia esos chicos.
-Pues al parecer estabas equivocada.-dice Mayka soltando un suspiro.
-No son feos.
Todas miramos a Laura que está observando a los chavales.
-Tampoco son guapos.-dice Andrea riéndose.
-Es que vosotras sois muy exigentes….
-A mi me parecen un pelín monos.-digo mientras vuelvo a observar al de la chaqueta vaquera.
Laura alza las cejas para decirle algo a Andrea.
-Pero tampoco son una belleza.-digo observando a los demás.
Laura me fulmina la mirada y le sonrío como si no hubiera hecho nada. Mayka comienza a reírse.
-Perdonad. -se escucha a nuestras espaldas la voz de un hombre.
Todas nos volvemos. Es un chaval de pelo corto y castaño. Lleva una camiseta blanca con el signo de la paz dibujado en ella y unos vaqueros oscuros. Los tenis de color negro apenas se notan.
-¿Tenéis hora? –nos pregunta señalando el su muñeca izquierda.
Todas miramos el reloj, y nos quedamos pensando como se decía la hora. Por suerte Mayka se acuerda antes que todas.
-Las doce menos cinco.
El chaval sonríe y se acerca a un grupo más normalito que el de antes. Solo que en este son tres y uno de ellos es una chica. Esta es pelirroja y más baja que los dos chavales. El otro chaval es mucho más bajo que el que se ha acercado, parece alemán o algo parecido, ya que tiene la piel rosa.
Se escuchan las pisadas de una mujer al entrar al recinto.
La señora lleva el pelo recogido en un moño, las gafas colgando de su cuello, una falda de tubo hasta las rodillas. La chaqueta, rosa y muy fina, hace juego con sus tacones.
-Señores, ahora comenzaremos con la guía por la universidad.-todos los que estamos en el patio la observamos- Por favor si no les interesan las salas donde se estudiaran carreras ajenas a las suyas acérquense a el tablón de la entrada y cojan la hora y el lugar donde nos encontraremos, para que podáis ver vuestras respectivas aulas. Y sin haceros esperar más, por favor síganme.-comienza a andar.
Nos levantamos del banco en el que estábamos sentadas y la seguimos hacia una puerta de color marrón.

Muchos de los estudiantes se acercan al tablón de los horarios pero, nosotras decidimos ir juntas.

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