domingo, 25 de mayo de 2014

Capitulo 59



Descalza me acerco a la entrada.
Estoy enfadada. Pienso darle un manotazo a Zayn en el hombro, pero de los que duelen.
¿Por qué se ha complicado tanto la vida? ¿Por qué he sido tan tonta y le deje que me pusiera celosa?
Me preparo para recriminarle todo lo que me ha molestado en cuanto llego al salón.

-¡Max! –me asombro al verle ahí parado.
Este se da la vuelta. Viene con un traje de chaqueta y una rosa en la mano.
-Hola.
Me saluda dulcemente.
Dylan viene de cerrar la puerta y un silencio sepulcral se crea en el ambiente.
Noto las miradas de Louis y Jade a mis espaldas, y simplemente veo como los demás me miran. Todos expectantes a como actuaré. Y no sé cómo hacerlo.
-Estás muy guapa.
Noto como los colores se me suben.
-Gracias.-tartamudeo.
Un gran suspiro sale de mí. Y hasta que no lo he soltado no me doy cuenta de que lo estaba reteniendo.
Miro a mi alrededor. Y digo lo primero que se me viene a la mente.
-Chicos, tengo que ir al Santuario.
A todos se les ponen los ojos como dos lunas.
-¿Para qué? –Me pregunta Liam- La fiesta empezará en nada y menos.
Me pongo nerviosa.
Tengo que inventarme una excusa. Una buena escusa. No puedo dejar que me impidan ir.
-El otro día le pedí consejo a Lou para un trabajo de…-Miro a mi alrededor y veo el cuadro de nosotras en la playa hace unos años- Los diferentes maquillajes acuáticos y lo necesito.
Sonrío al finalizar y me empiezo a tocar las manos.
-¿Para que necesitas ese trabajo? En la universidad no hay ninguna clase que te lo pida.-Max parece  molesto.
-¿Cómo sabes las clases que tengo y qué necesito para ellas? –pregunto mas cabreada de lo que pretendía- Es de un…curso.
Los demás en la sala están en silencio. Algunos moviendo las manos o simplemente mirando el techo. Procuro no hacerles caso, pues entonces me reiré y no podré seguir mintiendo.
-Espera, -Harry sale en mi ayuda- ¿tienes que ir al Santuario?
Su mirada, de ojos azulados,  sabe las razones. Agacha un poco la cabeza exigiéndome que le conteste la verdad de una manera encubierta.
-Si.-levanto un poco las cejas.
-Vale, pues vamos.-Escucho decir a Max que mira a las demás- Tengo el coche.
Me pongo nerviosa.
-No.-me oigo decir. Como si no fuera consciente de mis ideas.
-¿No? –Max deja de sujetar la rosa con cuidado.
-Max, ven con nosotros, iremos a la fiesta. No sabemos lo que durara su conversación.-Andrea intenta convencerle.
Parece que no lo consigue.
-Max, tengo que ir. Y debo hacerlo sola, nos vemos allí.
Me obligo a acercarme a él y a darle un beso en la mejilla.
Corro al cuarto. Cojo los calcetines azules de antes y me pongo las converse negras que estaban por el cuarto desperdigadas.
Por primera vez en mi vida me pongo las converses deprisa y salgo del cuarto con la chaqueta de cuero sobre el brazo.
-Chicos, allí nos vemos.
Y antes de irme les veo las caras. Todos sonrientes y expectantes, saben que voy a hacer. Espero que Max aun no se haya dado cuenta. Pero a estas alturas me da igual.

Corro. Corro como Forrest Gump.
Corro como en Carros de fuego.
Y corro con la misma ansia que una madre en busca de su hijo.
La chaqueta le llevo abierta, pues cerrada me impide gran movilidad en los brazos. Las zancadas que doy con el traje hacen que me sienta como si volara.
Espero que el traje no se me levante mucho. Aunque llevo unos pequeños pantalones para prevenir. Aun así, no es plan de ir enseñando.
Llego a la calle donde se encuentra el bar. Un cartel me avisa que está cerrado. Pero he trabajado lo suficiente aquí como para saber que no es así.
Me acerco al dorado pomo que te permite entrar. Lo doblo y empujo.
No puedo entrar. Vuelvo a empujar, y lo mismo sucede.
La noche está comenzando a abrazar Londres, el cielo violeta y azulado me avisa de que el tiempo está pasando y debo llegar a la fiesta.
Escucho ruido en el lateral y recuerdo la entrada al almacén. Donde guardan la carne y cosas que no caben en el frigorífico del restaurante. No se usa mucho, pero aun así, ahí está.
Me acerco al almacén y veo a alguien entrar para hacer más grande la torre de cajas que deberá meter en el bar.
-¿Te ayudo?
Pregunto, aun sin saber si me estoy equivocando o no de puerta (hay más en esta parte de la calle).
Tom se da la vuelta asustado. Y yo, me alegro de que sea él.
-Hola Cristi.-saluda aliviado- Si no te pesa mucho, me ayudarías mucho.
Cojo con cuidado la primera caja y comienzo a andar mientras el cierra y coge las otras dos.
Tom me mira de arriba abajo, y su cara es un poema cuando habla.
-¿Cómo que vienes así…A coger cajas?
Comienzo a reírme.
-No…Emm –miro la caja mientras hablo- Venia a ver si Zayn estaba aquí, pero no pude abrir y escuche ruidos…
-¡Ahhh! Ya me cuadra todo.-me guiña un ojo- Esta en la cocina. Y cerré porque no suelo estar acompañado cuando vengo al almacén a por las reservas de comida...
Llegamos a la puerta y me pasa la llave para que abra yo, ya que él carga con dos cajas. Cuando abro, le dejo pasar, y vuelvo a sujetar la caja con las dos manos y fuertemente ya que pesa mucho.
Cuando entro, cierro la puerta.
Bajamos poco a poco.
-¡Tom!  ¿Me vas a decir los consejos para tratar con Simon? –le pregunta Zayn mientras sale de la cocina.
Entonces me ve.
Tom es como si no existiera por una milésima de segundo. Y Zayn se acerca a mí, para ayudarme con la caja. Cuando Tom ha bajado ya la  escalera el estira los brazos para cogerla. Me queda un escalón por bajar, así que estoy a su altura.
Nuestras manos se tocan y procuro no hacer un drama de eso.
-¿Qué haces aquí? ¿Y la fiesta?
-Emm…-miro a mi alrededor.
Tom parece entender la situación porque se disculpa y sale afuera. Zayn deja la caja en la barra, junto a las de Tom.
-Bueno, ¿me vas a responder? –me pregunta dulcemente.
Me coloco el pelo a un lado y me muerdo el labio.
-Zayn, es que…
Me tapo los ojos con las manos y me rio.
Noto como Zayn se sienta en la mesa y aparto mis manos.
-Lo siento.-comienzo- Vine porque me han contado lo de Simon… ¿Estas nervioso?
Zayn comienza a responderme.
Sí, claro. He venido a preguntarte por Simon, por cómo actuarás para ganarte la confianza y el disco. ¡Seré idiota! 
Podría haberle dicho lo de Ellen, que quiero estar con él. Que se deje de tonterías y preguntarle cómo se siente él hacia esta situación.
-¿Seguro que has venido por eso? –Zayn insiste.
He escuchado muchas veces el dicho de Quien no arriesga no Gana, pero me da miedo. Mucho miedo el no. Aunque sé que más adelante el <<Y si>>… Me matará.
-No, no es por eso.-miro el suelo. Así será más fácil- ¿Se me notó?
-Un poco. ¿Sucedió algo?
Suspiro y el tiempo comienza a pasar más lento.
-¿Te has preguntado qué hubiera pasado después de navidad si…?-comienzo.
-Sí.- me corta- Todos los días. Siempre me lo preguntaré…
Corro hacia él y le abrazo. Es lo único que me pide el cuerpo en esos momentos.
El me corresponde el abrazo, por la cintura y pegándome  hacia él. No hablamos y se lo agradezco porque no sabría decir.
-¿Qué significa esto?
Me pregunta cuando nos hemos separado sin habernos  alejado mucho.
Mientras me pregunta sus labios tocan mi frente, no llega a besarme pero se mantiene cercano a mí.
-No lo sé. –Le miro a los ojos.
-Tal vez, esto no es tan complicado como lo pintamos.-Zayn mira el techo.
-¿A qué te refieres?- juego con el cuello de su camiseta de The Smiths.
Suspira.
-Quiero estar contigo, -comienza- ¿Tú qué opinas?
-Que yo también querría estar conmigo.
Comienzo a reírme y él me sigue.
-Idiota.-me dice dulcemente.
Le acaricio la mandíbula, y nos miramos a los ojos.
-Opino que me encantaría pasar el tiempo que Dios quiera contigo.
Me acerco a él para besarle.
-¿Quieres acercarte ahora a la fiesta? –le pregunto.
Chasquea la lengua.
-Ahora viene Simon.
Miro hacia abajo.
-Cierto.
No le doy tiempo a disculparse cuando junto mis labios a los suyos. Su colonia me abrume y nuestros labios comienzan un juego en el que ambos ganamos. Como agua y aceite.
Blanco y negro.

Gollum y Sheldon…

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