Descalza me acerco a la
entrada.
Estoy enfadada. Pienso
darle un manotazo a Zayn en el hombro, pero de los que duelen.
¿Por qué se ha
complicado tanto la vida? ¿Por qué he sido tan tonta y le deje que me pusiera
celosa?
Me preparo para
recriminarle todo lo que me ha molestado en cuanto llego al salón.
-¡Max! –me asombro al
verle ahí parado.
Este se da la vuelta.
Viene con un traje de chaqueta y una rosa en la mano.
-Hola.
Me saluda dulcemente.
Dylan viene de cerrar la
puerta y un silencio sepulcral se crea en el ambiente.
Noto las miradas de
Louis y Jade a mis espaldas, y simplemente veo como los demás me miran. Todos
expectantes a como actuaré. Y no sé cómo hacerlo.
-Estás muy guapa.
Noto como los colores se
me suben.
-Gracias.-tartamudeo.
Un gran suspiro sale de
mí. Y hasta que no lo he soltado no me doy cuenta de que lo estaba reteniendo.
Miro a mi alrededor. Y
digo lo primero que se me viene a la mente.
-Chicos, tengo que ir al
Santuario.
A todos se les ponen los
ojos como dos lunas.
-¿Para qué? –Me pregunta
Liam- La fiesta empezará en nada y menos.
Me pongo nerviosa.
Tengo que inventarme una
excusa. Una buena escusa. No puedo dejar que me impidan ir.
-El otro día le pedí
consejo a Lou para un trabajo de…-Miro a mi alrededor y veo el cuadro de
nosotras en la playa hace unos años- Los diferentes maquillajes acuáticos y lo
necesito.
Sonrío al finalizar y me
empiezo a tocar las manos.
-¿Para que necesitas ese
trabajo? En la universidad no hay ninguna clase que te lo pida.-Max parece molesto.
-¿Cómo sabes las clases
que tengo y qué necesito para ellas? –pregunto mas cabreada de lo que
pretendía- Es de un…curso.
Los demás en la sala
están en silencio. Algunos moviendo las manos o simplemente mirando el techo.
Procuro no hacerles caso, pues entonces me reiré y no podré seguir mintiendo.
-Espera, -Harry sale en
mi ayuda- ¿tienes que ir al Santuario?
Su mirada, de ojos
azulados, sabe las razones. Agacha un
poco la cabeza exigiéndome que le conteste la verdad de una manera encubierta.
-Si.-levanto un poco las
cejas.
-Vale, pues
vamos.-Escucho decir a Max que mira a las demás- Tengo el coche.
Me pongo nerviosa.
-No.-me oigo decir. Como
si no fuera consciente de mis ideas.
-¿No? –Max deja de
sujetar la rosa con cuidado.
-Max, ven con nosotros,
iremos a la fiesta. No sabemos lo que durara su conversación.-Andrea intenta
convencerle.
Parece que no lo
consigue.
-Max, tengo que ir. Y
debo hacerlo sola, nos vemos allí.
Me obligo a acercarme a
él y a darle un beso en la mejilla.
Corro al cuarto. Cojo
los calcetines azules de antes y me pongo las converse negras que estaban por
el cuarto desperdigadas.
Por primera vez en mi
vida me pongo las converses deprisa y salgo del cuarto con la chaqueta de cuero
sobre el brazo.
-Chicos, allí nos vemos.
Y antes de irme les veo
las caras. Todos sonrientes y expectantes, saben que voy a hacer. Espero que
Max aun no se haya dado cuenta. Pero a estas alturas me da igual.
Corro como en Carros de fuego.
Y corro con la misma
ansia que una madre en busca de su hijo.
La chaqueta le llevo
abierta, pues cerrada me impide gran movilidad en los brazos. Las zancadas que
doy con el traje hacen que me sienta como si volara.
Espero que el traje no
se me levante mucho. Aunque llevo unos pequeños pantalones para prevenir. Aun
así, no es plan de ir enseñando.
Llego a la calle donde
se encuentra el bar. Un cartel me avisa que está cerrado. Pero he trabajado lo
suficiente aquí como para saber que no es así.
Me acerco al dorado pomo
que te permite entrar. Lo doblo y empujo.
No puedo entrar. Vuelvo
a empujar, y lo mismo sucede.
La noche está comenzando
a abrazar Londres, el cielo violeta y azulado me avisa de que el tiempo está
pasando y debo llegar a la fiesta.
Escucho ruido en el
lateral y recuerdo la entrada al almacén. Donde guardan la carne y cosas que no
caben en el frigorífico del restaurante. No se usa mucho, pero aun así, ahí
está.
Me acerco al almacén y
veo a alguien entrar para hacer más grande la torre de cajas que deberá meter
en el bar.
-¿Te ayudo?
Pregunto, aun sin saber
si me estoy equivocando o no de puerta (hay más en esta parte de la calle).
Tom se da la vuelta
asustado. Y yo, me alegro de que sea él.
-Hola Cristi.-saluda
aliviado- Si no te pesa mucho, me ayudarías mucho.
Cojo con cuidado la
primera caja y comienzo a andar mientras el cierra y coge las otras dos.
Tom me mira de arriba
abajo, y su cara es un poema cuando habla.
-¿Cómo que vienes así…A
coger cajas?
Comienzo a reírme.
-No…Emm –miro la caja
mientras hablo- Venia a ver si Zayn estaba aquí, pero no pude abrir y escuche
ruidos…
-¡Ahhh! Ya me cuadra
todo.-me guiña un ojo- Esta en la cocina. Y cerré porque no suelo estar acompañado
cuando vengo al almacén a por las reservas de comida...
Llegamos a la puerta y
me pasa la llave para que abra yo, ya que él carga con dos cajas. Cuando abro,
le dejo pasar, y vuelvo a sujetar la caja con las dos manos y fuertemente ya
que pesa mucho.
Cuando entro, cierro la
puerta.
Bajamos poco a poco.
-¡Tom! ¿Me vas a decir los consejos para tratar con
Simon? –le pregunta Zayn mientras sale de la cocina.
Entonces me ve.
Tom es como si no
existiera por una milésima de segundo. Y Zayn se acerca a mí, para ayudarme con
la caja. Cuando Tom ha bajado ya la escalera
el estira los brazos para cogerla. Me queda un escalón por bajar, así que estoy
a su altura.
Nuestras manos se tocan
y procuro no hacer un drama de eso.
-¿Qué haces aquí? ¿Y la
fiesta?
-Emm…-miro a mi
alrededor.
Tom parece entender la
situación porque se disculpa y sale afuera. Zayn deja la caja en la barra,
junto a las de Tom.
-Bueno, ¿me vas a
responder? –me pregunta dulcemente.
Me coloco el pelo a un
lado y me muerdo el labio.
-Zayn, es que…
Me tapo los ojos con las
manos y me rio.
Noto como Zayn se sienta
en la mesa y aparto mis manos.
-Lo siento.-comienzo-
Vine porque me han contado lo de Simon… ¿Estas nervioso?
Zayn comienza a
responderme.
Sí, claro. He venido a
preguntarte por Simon, por cómo actuarás para ganarte la confianza y el disco.
¡Seré idiota!
Podría haberle dicho lo
de Ellen, que quiero estar con él. Que se deje de tonterías y preguntarle cómo
se siente él hacia esta situación.
-¿Seguro que has venido
por eso? –Zayn insiste.
He escuchado muchas
veces el dicho de Quien no arriesga no Gana, pero me da miedo. Mucho miedo el
no. Aunque sé que más adelante el <<Y
si>>… Me matará.
-No, no es por eso.-miro
el suelo. Así será más fácil- ¿Se me notó?
-Un poco. ¿Sucedió algo?
-¿Te has preguntado qué
hubiera pasado después de navidad si…?-comienzo.
-Sí.- me corta- Todos
los días. Siempre me lo preguntaré…
Corro hacia él y le
abrazo. Es lo único que me pide el cuerpo en esos momentos.
El me corresponde el
abrazo, por la cintura y pegándome hacia
él. No hablamos y se lo agradezco porque no sabría decir.
-¿Qué significa esto?
Me pregunta cuando nos
hemos separado sin habernos alejado
mucho.
Mientras me pregunta sus
labios tocan mi frente, no llega a besarme pero se mantiene cercano a mí.
-No lo sé. –Le miro a
los ojos.
-Tal vez, esto no es tan
complicado como lo pintamos.-Zayn mira el techo.
-¿A qué te refieres?-
juego con el cuello de su camiseta de The
Smiths.
Suspira.
-Quiero estar contigo,
-comienza- ¿Tú qué opinas?
-Que yo también querría
estar conmigo.
Comienzo a reírme y él
me sigue.
-Idiota.-me dice
dulcemente.
Le acaricio la
mandíbula, y nos miramos a los ojos.
-Opino que me encantaría
pasar el tiempo que Dios quiera contigo.
Me acerco a él para
besarle.
-¿Quieres acercarte
ahora a la fiesta? –le pregunto.
Chasquea la lengua.
-Ahora viene Simon.
Miro hacia abajo.
-Cierto.
No le doy tiempo a
disculparse cuando junto mis labios a los suyos. Su colonia me abrume y
nuestros labios comienzan un juego en el que ambos ganamos. Como agua y aceite.
Blanco y negro.
Gollum y Sheldon…
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